NO SE COMO LLAMARLO.
Suelo sentarme siempre en el mismo banco del parque. Me
distrae mirar como vienen y van las personas por la calle. Es muy curioso como
casi todos van con la mirada al frente casi sin mirar a quien se encuentra a su
paso. Todos parecen estar muy estresados pensando quizás en sus problemas. Y
ajenos a todo lo que los rodea. Las cosas han cambiado tanto, en tan pocos años
que casi no se parecen en nada, del mundo que yo recuerdo de pequeña, allá en
el pueblo donde nací y me críe hasta la edad de mi adolescencia. Las personas
salían hacia la compra o el trabajo, y todos tenían siempre unas palabras
amables hacia sus vecinos. No importaba
si tenías mucho ni poco. Simplemente las
cosas eran así. Las personas parecían
más felices- no tenias la certeza que te han robado la posibilidad de
superarte. Como nada tenías nada echabas en falta. Hoy te sientes atropellado por un camión de alto tonelaje, y
lo peor es que te dejan tirado en el asfalto sin recoger los restos. Ese es el
veredero problema que todos sabemos que nos han quitado algo muy valioso, algo
mucho más valioso que lo puramente material. Simplemente la fe.
Carmen Sanchez.
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