TODO ERA SILENCIO
Yo entre, y
todo era silencio, ni una mota de polvo se movía, todo era oscuridad absoluta.
Nada me
traía recuerdos, la casa me pareció extraña, como si jamás mis ojos, se
hubieran paseado en aquellos muebles y
cuadros, que guardaba a pesar del tiempo, tanta belleza. Abrí el gran ventanal
del salón, los rayos del sol del mes junio, formaba a través de los visillos,
unos colores brillantes que se reflejaban, a través del espejo, que estaba
encima, de un mueble bajo del salón. Salí y me dirige por el sendero. Los
campos llenos de una infinidad, de flores silvestres, tenia tal esplendor, que
todo me parecía nuevo, como si fuera la primera vez, que paseaba por ellos.
Junto al borde del camino, la fuente de aguas de manantial, seguía echando, sus
dos hermosos chorros de agua fresca. Al fondo del camino, el majestuoso roble
seguía igual de hermoso. Nada parecía
diferente, todo daba la sensación de ser como antes, que las cosas seguían,
siendo las mismas. Me senté al borde de
la fuente, y haciendo memoria, me vino a la mente, aquellos años. Cuando aún
éramos felices, con muchos proyectos, acabamos de terminar la carrera de
derecho, abriríamos un bufete, y los dos trabajaríamos juntos. Las cosas nos
fueron bien. Los éxitos eran frecuentes, tú te dedicabas, a temas de gestión de
empresas, yo; a divorcios.
De eso han
pasado ya casi 10 años. Cuatro casas, una de ellas en la playa de Torremolinos,
esta mansión en la sierra, 7 perros cinco gatos, siameses, un loro una cacatúa,
un coche mercedes un todo terreno. Acciones y una cuantiosa cuenta corriente.
Y hoy hemos
quedado para ver cómo nos ponemos de acuerdo, para dividirnos los bienes, y
todas las demás pertenencias.
Decidir los
días de visitas para nuestras mascotas, y si no llegamos aún acuerdo, estoy
decidida, a contratar al mejor bufetes de abogados, en temas de divorcio.
Casi como la vida misma.
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